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SICA

AYANCAN EXPONE

AYANCAN EXPONE

Embriagado por recuerdos me di cuenta de que lo que miraba era conocido, hacia tiempo que lo revisaba y cada vez, encontré algo nuevo.

Me sorprendí; podía encontrar una nueva vida, otro pez dentro del mar de colores y volví a vivir toda la aventura, todo lo escrito existía en mis venas.

Tenía la oportunidad de viajar, no sólo por el trazo, ahora conocería la verdad del color y su objeto.

Fui sumiso y humilde, me entregué a la odisea.

Surcar los mares, escapar de lo tradicional y sentir que estaba en otro mundo, donde el mar era rey y señor por presencia, amo y esclavo de colores, olores, costumbres y mitos, mitos que te llevan a creer en una nueva forma, en paraísos y espacios llenos de poesía, altura, distancia y texturas, donde las comidas llegan a la boca por su olor, las costumbres por sus colores y la ceremonia por la creación del espectáculo mas allá del valor puro y sacro, la obra del hombre en homenaje al deseo de vida imperecedera y absoluta.

Son estos monumentos, espectáculo de luz y forma que comunican a distancia la razón de ser de los primeros hombres que quisieron conquistar estas tierras.

Faros de una oscuridad dormida, llegada de la adoración al infinito inconmensurable. La reunión del pagano, la luz del hombre perdido y lejano, en comarcas vírgenes y austeras al conocimiento, solo llenas de sensación, color y olor que le dan tamaño a su especialidad.

Comarca del sur único y grandioso donde perdemos la vista, donde el mar siempre será el que cuide el límite y estos aparatos humanos seguirán siendo la luz y el recuerdo de cuando el hombre quiso descubrir y hacer suyo un espacio inalcanzable, lujurioso e hipotético, donde se mezclarían nuevas razas, creencias, puertos, territorios, alerces y uno que otro turista subido a la suerte en uno de esos inventos que tratan de unir este indomable cielo líquido, sólo reconocible a la distancia por la osada creación de campanas en la altura, esas que bajo sus pies acomodaron a muchos felices en busca de la comunicación, en el último altar donde pensé, creí y supe ser el primer instrumento de la creación, la primera obra que de cuenta de que la vida es posible a través de un pincel.

MARCELO ALEXANDER CEA AYANCAN

ARQUITECTO

Carta a Berta

Desde el amanecer al atardecer camine por un pasillo de cuadros que me dirigían al centro de las iglesias de Chiloe, rodeadas de sus paisajes que las envuelven cómo cunas de acopios del color con sus tonos sin molestias y matices dejadas por sus pulsaciones

El día avanza como avanza la mirada y todo es una atmósfera limpia y serena para mostrarnos el centro de interés que llevan las iglesias: puro corazón, amarradas por corazones y toques de piel a cada segundo a cada paso a cada pincelada. Logros de armonías propias de la pintora sin academias.

Seguí caminando-amaneciendo en un dialogo bajo la línea del horizonte donde Berta Ayancán creo sus trabajos porque del trabajo nacieron las iglesias.

Su color es así: vibración deslizada por el ámbito de su pensamiento y desvive lo que le impidiera el paso.

Su pincel fue creando el cielo, el horizonte y luego… sostenemos sin prisaestas creaciones en la textura suave que dejo el pincel y el sonido del cepillo para la madera…

Muchos pasajes de la vida pasan frente a sus ojos y a nuestros ojos: casamientos, procesiones, mingas, juegos, cementerios, tradiciones y niños volando. Composiciones como ventanas del ir y venir frente a mis ojos que van sustentándome el verdadero centro de interés: el silencio.

Apenas el silencio se despliega en tu corazón aparecen los detalles que enhebran la narración de tejidos, de sucesos y no se van, se quedan establecidos en el borde del cuadro en un continuo decir así somos, aquí estamos: versos, ropas, duelos, alegrías y miradas en esa línea del borde del cuadro, fijada por Berta como los cordeles para secar la ropa aventada en húmedos brillos, creadas sobre sus lienzos que se enarbolan hacia los campanarios de todas las iglesias Achao, Chonchi, Nercon, Castro….

Luego bajo por la tarde del atardecer limpio, y en un espacio breve me habla su pequeña niña ubicada en diferentes lugares de sus obras, mirando las iglesias, sosteniendo el mismo color de origen, la fe y la ternura nunca perdida.

ARTISTA VISUAL

RCÉSPED

Invitación a un viaje a lo imaginario

Berta Ayancán, cual navegante en un mar de imágenes, de cielos diversos y luces que se atropellan, entre olas y lomajes, nos invita a realizar un viaje por un mundo mágico e imaginario como es el del archipiélago de Chiloé, rico en tradiciones y leyendas, cargado de sincretismo entre la fuerte fe,devoción religiosa de su pueblo y sus enraizadas tradiciones populares. Pareciera ser este contexto un adecuado espejo geográfico-histórico para volcar la artista, engendrada en la latitud de los sueños, su rica visión mágico-lúdica, a su modo muy particular; de peregrinaciones, pasacanas, mingas, bautizos, casamientos y del acontecer cotidiano de su gente desenvolviéndose en; la pesca, cultivos, intercambio comercial, sus encuentros y desencuentros, entre lo sagrado y lo profano, confundiéndose lo divino con lo terrenal, amalgama siempre presente a través de la obra de Berta Ayancán, evidenciando con ella su humanidad interior y de su expresión, la capacidad de advertirnos que esta es un reflejo vivo de una humanidad que también existe y aún se manifiesta en el mundo que nos rodea, que nos toca vivir y nos envuelve. En el caso de Chiloé esta humanidad atrapada por las redes del tiempo resulta prodiga y abundante para saciar los apetitos de tan preciado aspecto de nuestras vidas. Este entrar y salir de lo real a lo imaginario de incursión plástica de Berta Ayancán, se mimetiza entre los votos de los navegantes suspendidos en la cúpula celestial de sus templos, entre las playas que nos mecen en los sube y baja de mareas lúdicas, donde creíamos todo lo inundaban, un rayo de sol o un rayo de luna nos evidencia la aparición de playas infinitas y con ello el pescador se transforma en recolector, agricultor o devoto de sus santos o de sus más profundos sueños suspendidos en el tiempo.

FREDDY O. VALDERAS J

ARQUITECTO U. DE CHILE

COLABORADOR 1984-1989

PROGRAMA DE PRESERVACIÓN

IGLESIAS DE CHILOÉ

FACULTAD DE ARQUITECTURA

Y URBANISMO U. DE CHILE.

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